19 de septiembre de 2007.
Recientemente, se publicó la novela El peletero, del escritor argentino Luis Gusmán, con edición de Edhasa.
En el Página 12 del domingo, se publicó una entrevista al autor. A continuación, una recopilación de algunas de las cosas que dijo:
- Al referirse a la negación del peletero a reciclarse, Gusmán señaló que en su obra hay una metáfora no escrita sobre la situación del escritor como un oficio en extinción: "El escritor cada vez tiene que presentarse más, y acompañar su obra. Uno busca siempre los intersticios, porque te permiten moverte. Pero desde que empecé a publicar, el lugar del escritor fue cambiando. En los sesenta, setenta, cuando hacíamos Literal, había una lucha estética ideológica muy fuerte contra el realismo simplista, contra el populismo. Las lecturas de Sarduy, de Barthes. Y eso fue confundido por la lectura de la época que pensaba que nosotros leíamos eso para aplicarlo a la literatura. Y basta leer a Osvaldo Lamborghini para darte cuenta de que era imposible que a ese tipo le cambiaras el estilo. Pero me parece que desde entonces hasta ahora las cosas han ido cambiando, y uno ha tratado de usar lo que Joyce llamaba las armas del artista: el exilio, la astucia y el silencio. Cuando él pasa del Ulises al Finnegans Wake dice que hay un momento en que la trama continuada, el lenguaje, no transmitían más, estaba saturada".
- También señaló un cambio en su estilo, haciendo un repaso por su producción, a partir de una de sus obras, argumentando por qué motivo se dio la mencionada modificación: "A partir de Villa empiezo a construir algo que tiene que ver con el personaje. Poder asentar un personaje en la literatura. Ahí me parece que cambia la perspectiva. El punto de vista cambia porque el personaje es colaboracionista, no una víctima. Y no hay moraleja. Porque lo que me complicaba de la otra literatura era eso. Y no es que no la aprecie: La condición humana, de André Malraux, me parece una de las mejores novelas políticas que hay. Pero me parece que cuando la moraleja se impone, como diría Nabokov, "el veneno del mensaje", y resalta como premisa, ni siquiera como resultado, hay que tratar de zafar. Creo que en Villa hay algo de eso. Y también me parece que quería trabajar ciertos problemas en donde aparecían los personajes en tensión dramática. Y ahí apareció la trama, la manera de armar las historias"
- Cuando se le preguntó cómo interviene el psicoanálisis en su obra, contestó: "Yo nunca uso el psicoanálisis para la literatura. Como me dijo bien Jorge Panesi: ¿Sabés dónde se nota que sos psicoanalista cuando escribís? En la omisión".
- En relación a la invervención de lo umbanda en El peletero, dijo: "El umbanda son relatos que escucho cuando voy por Avellaneda, a ver a mis hermanos, y son relatos que siempre están circulando. Siempre están en esa zona oscura entre la religión y la delincuencia. Es una zona que es más difícil ver en una cosa católico evangelista. Pero acá hay una sensación entre delictiva y brujeril. Que se quedaron con tal propiedad, que le sacaron el dinero, que le hicieron vender. Y el umbanda aparece una sola vez en la novela, pero me parece que está tan aludido antes que da el efecto que quería crear".
- Cuando se le marcó su tendencia a dar con nombres para sus personajes que resulten recordables --Ochoa, Frankie, Villa, Landa, Hueso--, por pedido el periodista, hizo un repaso breve de personajes de la literatura argentina que, a partir de sus nombres, se recuerdan: "Sería lindo para hablar largamente. Quizá no hay tantos si sacamos a los personajes narradores, como Tomatis. Erdosain claramente es un personaje. Molina, de Puig. La Maga, Oliveira. Funes, de Borges, o Emma Zunz".
- Finalmente, se le consultó cómo se le ocurrió la idea para El peletero: "Surgió de una peletería que está a la vuelta de mi consultorio, en donde leí un cartel que decía: Su antigua piel tiene valor. Refórmelo y cámbiela por otra. Y yo pensé: como si fuera tan fácil. De ahí me empezó a surgir una idea de la novela, que no quería que fuera de ninguna manera poetizante. Por eso le puse El peletero. Me gustaba Antigua piel, pero me sonaba demasiado poetizante. Porque no se trataba de Cambio de piel de Carlos Fuentes o Con distinta piel de Dylan Thomas. Se trata de algo más despojado".
Fuente: Página 12 (http://www.pagina12.com.ar/)
1 comentario:
Al toque que hicieron el repaso de los nombres de personajes recordables pensé en Los siete locos: El rufián melancólico, Augusto Remo Erdosain, El astrólogo y el resto de la pandilla.
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