En todo vamos la preferencia al extranjero

Foto: José Francisco de San Martín,
libertador de Argentina, Chile y Perú.


Durante su permanencia en Mendoza, llegó allí de Chile, y de tránsito para Buenos Aires, un señor Mosquera, colombiano, y D. Antonio Marcos, antiguo jefe de ingenieros en el ejército de los Andes.
Uno de los muchos días que comía con el general San Martín, lo hallé en su dormitorio con una pequeña imprenta sobre la mesa y cuatro botellas de vino, timbrando unos papelitos como los que traen los licores.
En el momento que entré, me preguntó:
--¿A que no adivina usted lo que estoy haciendo?.
--No, señor--le respondí.
--Pues vea usted: cuando invadimos Chile en 1817, dejé en mi chacra unas cincuenta botellas de vino moscatel, de uno riquísimo que me había regalado D. José Godoy. Por supuesto que lo que menos recordaba era esto, pero ahora ha días, D. Pedro Alvíncula Moyano, que, como usted sabe, corre con la chacra, me trajo una docena de estas botellas, refiriéndose al depósito que su honradez le había conservado. Hoy tendré a la mesa a Mosquera, Arcos y a usted, y a los postres pediré estas botellas y usted verá lo que somos los americanos, que en todo vamos la preferencia al extranjero. A estas botellas de vino de Málaga, les he puesto “de Mendoza” y a las de aquí, “de Málaga”.
Efectivamente, después de la comida, San Martín pidió los vinos diciendo:
--Vamos a ver si están ustedes conformes conmigo sobre la supremacía de mi Mendocino.
Se sirvió primero el de Málaga con el rótulo Mendoza. Los convidados, dijeron a lo más, que era un rico vino pero que le faltaba fragancia.
Enseguida se llenaron nuevas copas con el del letrero “Málaga”, pero que era de Mendoza. Al momento prorrumpieron los dos diciendo:
--¡Oh! Hay una inmensa diferencia, esto es exquisito, no hay punto de comparación.
El general soltó la risa y les lanzó:
--Ustedes son unos pillos que se alucinan con el timbre--y enseguida les contó la trampa que había hecho.
Todo el que hubiera visto al general sin conocer su epopeya, imposible que creyera que aquel hombre era el que simbolizaba las más grandes glorias de las repúblicas Argentina, Chile y Perú.

Por Manuel de Olazábal, jefe de escolta de San Martín en el ejército de los Andes durante la campaña de Chile.

Extraído de San Martín visto por sus contemporáneos, de José Luis Busaniche.

1 comentario:

Kluivert dijo...

¡Qué groso el general, ubicando a los traidores a la patria (?)! Gran anécdota.