La chispa

Siempre me agraviaron todos los años, las horas,
los minutos que les di como un esclavo del trabajo,
realmente herí­an mi cabeza, mi interior, eso me poní­a
enfermo y un poco loco -yo no podí­a entender el
asesinato de mis años.
Sin embargo, mis compañeros de trabajo no mostraban
signos de agoní­a,
muchos de ellos incluso parecí­an satisfechos, y
verlos así­ me volví­a casi tan loco como
el estúpido trabajo sin sentido.

Los obreros se sometí­an,
el trabajo los masacraba hasta la nulidad,
los vaciaba y los tiraba después.

Me agravió cada minuto, cada minuto era mutilado
y nada me liberaba de la monotoní­a.

Consideré el suicidio.
Me emborraché en mis pocas horas de descanso.

Yo trabajé durante décadas.

Viví­ con mujeres de la peor clase, aquello que el trabajo
fracasaba en liquidar, lo liquidaban ellas.

Sabí­a que me estaba durmiendo
algo en mí­ decí­a, adelante, morite, dormí­, convertite en
uno de ellos, aceptalo.

Entonces otra cosa en mí­ me decí­a, no, salvá aunque sea el
pedacito más pequeño, no necesita ser mucho,
sólo una chispa puede incendiar
un bosque entero,
sólo una chispa,
salvala.

Creo que lo hice,
estoy feliz de haberlo hecho,
que cosa tan bella, afortunada
y puta.

Charles Bukowski


Carlitos dandole chispa a un cigarrito

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