Destino oscuro

Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resisti a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más.

La tregua, Mario Benedetti.

La tapa de la edición de Sudamericana.

Aportó Flor, que además nos mandó este comentario sobre la novela:

"Es uno de los libros que más leí. A mis 14 años lo encontré en la biblioteca de mi casa y me lo puse a leer ya que me llamaba la atención la forma en la que estaba escrito: era un diario personal, el diario de un cincuentón montevideano, de Martín Santotomé. Todavía hoy recuerdo la sensación triste que me dejó cuando lo terminé. Mejor dicho, cuando me lo devoré. Años más tarde lo volví a agarrar y me lo puse a releer. Me sorprendió lo cambiado que estaba. El libro ya no era el mismo simplemente porque yo ya no era la misma. De la historia que me había atrapado en su momento, ahora me impactaba la intensidad con la que estaban contadas esas situaciones cotidianas que nos vemos sumergidos diariamente: la ciudad, la mediocridad, la felicidad, la infelicidad, el amor, la soledad, la rutina, la lucha, el desgano, las ilusiones, las esperanzas... El ojo ahora estaba puesto en el escritor y en su forma de narrar: de ahí salí disparada a todas sus poesías y relatos. Pero volví a La tregua.
Hoy, con un par de libros y más años encima me sigue sorprendiendo y vuelvo a descubrir nuevas imágenes y sensaciones en cada uno de los personajes (Martín, Avellaneda, la madre de Avellaneda, Vignole, Esteban, Blanca) y en esas situaciones que parecen ser simples, pero no. Definitivamente es un libro que regalaría y recomendaría a cualquier persona que respira y siente en esta vida".