Voy a dar mi hipótesis con respecto al origen de la mala conciencia, una expresión provisional la cual, para ser comprendida, se debe meditar y rumiar. La mala conciencia es para mí el estado morboso en que debió caer el hombre cuando sufrió la transformación más radical que jamás hubo, la que en él se produjo cuando se vio encadenado en la argolla de la sociedad y de la paz. A manera de peces, obligados a adaptarse a vivir en tierra, estos semianimales, habituados a la existencia salvaje, a la guerra, a las correrías y aventuras, se vieron obligados de pronto a renuncias a todos sus nobles instintos. Se les forzaba a ir en sus pies, a "llevarse ellos a sí mismos", cuando hasta entonces los había conducido el agua; un enorme peso los aplastaba. Sentíanse ineptos para las funciones más simples; en este mundo nuevo y desconocido no tenían sus antiguos días estos instintos reguladores, inconscientemente infalibles; se veían reducidos a pensar, a deducir, a calcular, a combinar causas y efectos. ¡Desdichados! ¡Se veían reducidos a su conciencia, a su órgano más débil y más cojo! Agréguese a esto que los antiguos instintos no habían renunciado de golpe a sus exigencias. Pero era difícil y con frecuencia imposible satisfacerlas; había que buscar satisfacciones nuevas y subterráneas. Los instintos, bajo la gran energía represiva, vuelven adentro, esto es lo que se llama interiorización del hombre; así se desarrolla lo que más tarde se llamará alma.
La Genealogía de la Moral, Frederich Nietzsche.
La tapa de la edición Alianza.
Muchas gracias, Carola, por tu aporte.
5 comentarios:
Es difícil decirlo más claro, no puedo estar más de acuerdo.
Me lo apunto.
Un saludo
Narciso y Goldmundo, siempre junto a Federico.
para comprenderlo hay que aprender a "rumiar!"
que legado federico!
Ha sido de las veces que mas he disfrutado a Nietzsche. Esa idea de "apartarnos de la propia naturaleza", parece ser una constante.
Gracias a Carola y a ver si un dia de estos os sugiero algun texto.
Saludos.
Sin embargo, en estos tiempos, ¿No se le ha devuelto simplicidad a los débiles de entendimiento? Nadie nos exije conciencia sino apenas el viejo pragmatismo, ¿Cuánta conciencia cuesta ser administrador de empresas o piloto? Mucho menos que entender la trinidad, y mucho más cálculo, por supuesto.
A propósito del rumiar:
Por un momento creo que deberíamos dejar de referirnos al alma, incluso críticamente, que ya ha pasado su hora, pero ¿No hay algo más a lo que llamamos alma?
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